Hace unos años, el investigador francés Daniel Schön demostró que a los estudiantes de un idioma les resulta más
fácil aprender nuevas palabras extranjeras cuando alguien las canta que cuando
se incluyen dentro de un discurso normal. Y no solo se debe a la motivación que
se le atribuye a la música.
Los investigadores aseguran que escuchar canciones involucra a la misma zona
del cerebro que usamos para aprender idiomas. Además, cuando
oímos una tonada nos resulta más fácil recordar la letra que la acompaña que si
intentamos memorizar esas mismas palabras sin ritmo ni cadencia, tal y como
exponían en la revista Cognition.
Para demostrarlo, Schön y sus colegas llevaron a cabo un experimento en el que emplearon una lista de seis palabras "sin sentido" construidas a partir de 11 sílabas: Gimysy, Mimosi, Pogysi, Pymiso, Sipygy y Sysipi. Y usaron un sintetizador para pronunciarlas varias veces, creando un archivo sonoro de 7 minutos con estos seis vocablos.
Para demostrarlo, Schön y sus colegas llevaron a cabo un experimento en el que emplearon una lista de seis palabras "sin sentido" construidas a partir de 11 sílabas: Gimysy, Mimosi, Pogysi, Pymiso, Sipygy y Sysipi. Y usaron un sintetizador para pronunciarlas varias veces, creando un archivo sonoro de 7 minutos con estos seis vocablos.
Cuando se les pidió a 26 sujetos francoparlantes que escucharan
la grabación y, a continuación, identificaran las palabras en una lista, los
científicos comprobaron que el nivel de acierto era similar al que habría
tenido tratando de adivinarlas. Es decir, no habían aprendido nada. Sin
embargo, en una segunda prueba en que las mismas palabras eran canturreadas con
cierta entonación, otro grupo de 26 participantes en idénticas condiciones
logró aprenderlas con un acierto en test posteriores del 64%.
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