Elisabeth Sulser parece
tener superpoderes. Esta joven mujer residente en Suiza posee una cualidad
excepcional: es la única mujer del mundo que percibe colores al
escuchar música y otros sonidos, y además los saborea.
Aunque en su
infancia se sintiera como un ‘bicho raro’, no es la única que percibe la
realidad de esta forma ya que, al parecer, aproximadamente un 1% de la
población es sinestésica, o lo que es lo mismo, sus sentidos aparecen
mezclados.
"Un comentario ácido y una noticia amarga". La mayoría de
nosotros comprendemos a la perfección el sentido de las frases anteriores y,
sin embargo, ni los comentarios ni las noticias tienen sabor… ¿Cómo puede ser
entonces? Existe una teoría que dice que todos somos sinestésicos al
nacer, pero que con el desarrollo se produce un procesamiento de la información
sensorial más separado. El neurocientífico David Eagleman cree que es
posible que sigamos siendo sinestésicos en cierto grado, aunque no tengamos la
conciencia de serlo. El cerebro de los sinestésicos se habría desarrollado de
forma diferente. El doctor Lutz Jaenke, de la Universidad de Zurich, analizó el
cerebro de Elisabeth Sulser y encontró una serie de conexiones cerebrales
específicas y distintas a lo habitual entre sus áreas sensoriales auditivas,
visuales y gustativas.
¿Tienen mejor memoria las personas sinestésicas?
Un trabajo reciente
publicado en Neuroscience and Biobehavioral Reviews repasa
los distintos estudios de caso y de grupo realizados con el objetivo de
analizar si estas personas tienen mejor memoria que el común de los mortales. Los
autores concluyen que si bien parece existir cierto beneficio en la memoria
para los sinestésicos, éste no es excepcional, o al menos en todos los casos.
Proponen que la sinestesia podría afectar a la forma en la
que se codifica la información, dando lugar a una codificación dual que les
permitiría aprender la información y recuperarla con un mayor número de claves
o pistas.
Sin embargo, aunque para algunas tareas pueda suponer una ventaja, para otras
puede suponer una dificultad. Una de las sinestesias más frecuentes es
la que se da entre los grafemas (letras escritas) y los colores. En
este caso, algunas personas con sinestesia tienen dificultades al leer porque
han de inhibir los colores para centrarse en el contenido de las palabras,
exigiéndoles mayores recursos de atención selectiva.
Sea para bien o para mal a nivel intelectual, lo que nos recuerdan los casos de sinestesia es que la realidad es individual, según la forma en que cada uno de nosotros la interpreta. Y eso es la percepción, una creación de nuestros cerebros, y por ello no podemos asegurar que dos personas distintas estén percibiendo lo mismo.
La lección a aprender está clara. Puede que no seamos capaces de sentir besos
de colores o de saborear los nombres de las personas. Lo que sí podemos hacer
es esforzarnos en mejorar nuestras estrategias de aprendizaje potenciando
esas conexiones cerebrales residuales que quizá estén esperando a ser
reactivadas. Usa distintos sentidos para aprender información y la recordarás
mejor.
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