La
Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) ha confirmado hoy el
descubrimiento del bosón de Higgs, una partícula subatmómica popularmente
conocida como "partícula de Dios" que resulta esencial para
entender el mundo que nos rodea.
Según declaraciones del científico del CERN
Joe Incandela, a estas alturas está totalmente claro que lo que encontraron el
año pasado en sus experimentos era el bosón de Higgs, "aunque aún queda un
largo camino por recorrer antes de saber de qué tipo de bosón de Higgs se
trata". Es decir, si se trata del bosón del Modelo Estándar de la física
de partículas o del más ligero de los bosones predicho por teorías que van más
allá del modelo estándar.
Si es o no un bosón de Higgs se pone de manifiesto en el modo en que interactúa
con otras partículas, así como en sus propiedades cuánticas. Por ejemplo, un
bosón de Higgs no tiene espín o momento de rotación intrínseco, y en el modelo
estándar su paridad –una medida de cómo se comporta su imagen especular– debe
ser positiva.
Los experimentos CMS y ATLAS del Gran Colisionador de Hadrones
(LHC) han analizado diversas opciones para paridad-espín de esta partícula, y
han demostrado que, efectivamente, reflejan un valor 0 para el espín y paridad
positiva. Esto, junto con las interacciones que se han medido de la partícula
descubierta en julio del pasado año con otras, indica de forma casi definitiva
que es un bosón Higgs.
La detección del bosón es un evento muy raro, ya que son necesarias alrededor
de 1 billón de colisiones protón-protón por cada evento observado.
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